Tzatziki. Una salsa balcánica con pepino y yogur.

Esta es una receta balcánica (τζατζίκι) que me encanta; tanto que muchas noches, para cenar me preparo un bol y me la como a cucharadas; aunque cuando la conocí, hace unos años, era empleada como suele ser habitual, como salsa para acompañar todo tipo de carnes y fritos.

Lo dicho, puedes comértelo como una especie de crema fría de yogur y pepino o ponerlo como acompañamiento de unas patatas o berenjenas  fritas o de cualquier carne, especialmente a la brasa. Mis amigos alemanes hacían algo que llamaban "Manta Platte Mit Tzatziki" que era una maravilla de la fusión gastronómica para solteros. "Manta Platte" llamaban a un par de salchichas alemanas con patatas fritas, decían que se llamaba así porque la gente que pedía esto en los bares solían ser conductores de lo míticos Frod Manta. A ese plato le pegaba fenomenal el tzatziki... y obviamente un par de cervezas de litro.

La salsa es de una sencillez tremenda, solo tienes que estar atento a una única clave: ¡los yogures no pueden ser edulcorados ni de sabores! Tienes que comprar yogur natural sin azúcar. Yo suelo comprar yogur natural desnatado 0% de la marca Alcampo, es la que mejor sale si empleas el yogur desnatado. La mejor opción es emplear un yogur del tipo griego, pero engorda bastante más y es más caro, sin que se obtenga un beneficio en sabor que merezca la pena.

INGREDIENTES:

- Dos yogures desnatados 0% de materia grasa SIN EDULCORAR.

- Medio pepino.

- Un diente de ajo.

- Dos cucharadas de eneldo (en la sección de especias puedes encontrar botecitos de esta hierba).

- Una cucharada de aceite de oliva virgen.

- Un poco de sal.

PREPARACIÓN:

Puedes rayar el pepino con ayuda de un artilugio para ello o picarlo muy fino con el cuchillo; no te recomiendo que lo tritures con el picador de la batidora, porque quedaría demasiado pequeño y es bueno que se noten los trozos crujientes de pepino en la salsa.

Pela y pica un diente de ajo; según lo que te agrade el ajo puedes echarla más o menos, menos de medio quizás sea poco y más de uno, demasiado; pero es una cuestión de gustos. A las chicas no les suele gustar el ajo, ni comerlo ni su efecto en tu aliento, así que escoge la cantidad adecuada a tu gusto y posibilidades.

Pon en un bol el pepino y el ajo picados. Añade dos yogures naturales. Si antes de añadirlos los pones, desmoldados, en un colador irán soltando suero y poniéndose más cremosos cuanto más tiempo los tengas así, lo que puede ser desde cero segundos a cinco minutos, según quieras o la prisa que tengas. Remueve todo con una cuchara pequeña.

Añade un poco de sal y una cucharada de eneldo; esta hierba es insustituible en la receta, aunque en algunos sitios le ponen menta (los de influencia más turca); el eneldo lo puedes encontrar fresco (dime dónde, yo nunca encuentro casi ninguna hierba aromática fresca) o en los típicos botes de hierbas, como los de orégano o perejil. Ojo con la sal, si te pasas no habrá quien lo pruebe; como siempre añádela en varias partes, probando entre ellas, hasta que te guste; ya sabes, más vale quedarse corto y añadir un poco de sal en la mesa que pasarse y tener que tirarlo.

Por último añade una cucharada de aceite de oliva virgen, remueve todo hasta que quede completamente homogéneo y... ¡Listo!

Creo que esta noche voy a volver a cenar lo mismo, me ha dado deseo.