Mediohombre.
Alber Vázquez.
Inédita editores, 18 euros.
Es una pena, te gastas 18 euros en un libro, que ya es mucho teniendo en cuenta que es de tapas blandas y encuadernación barata, que relata la heroica hazaña del Almirante Blas de Lezo, conocido como "Mediohombre" ya que le faltaban un ojo, un brazo y una pierna (no precisamente de jugar al mus), en la defensa de Cartagena de Indias y te encuentras con esto.
Se trata de una burda imitación del estilo de Pérez Reverte en sus novelas del Capitán Alatriste, más concretamente de las partes de combates de esta saga de novelas. Habitualmente el imitador suele ser peor que el imitado, en este caso no es así, no es peor, es infernalmente peor. Relata una serie de combates casi inconexos, en los que un héroe irreal (no me refiero al verdadero Blas de Lezo sino al súper macho personajillo que es su descripción en esta novela) se pasa más de medio libro gritando absurdos insultos a sus tropas para animarlas (vaya forma de animar, me recuerda a un jefe que tuve). Imagino que eso es lo que el autor llama describir la crudeza de la lucha. Para mi leer: "¡Hijos de mala madre! ¡Bastardos!... (retahíla similar de párrafo y medio)... ¡Mandad a esos perros ingleses al fondo del mar!", no es describir un combate, es ridículo.
Además los personajes son irreales, Blas de Lezo está descrito como una mezcla entre semidios y acemilero, como mercenario sin apego a valores algunos, más allá de un absurdo culto a la muerte. Todos los demás son auténticos imbéciles a los que él les permite seguir existiendo.
Blas de Lezo es uno de los mayores y más brillantes héroes que ha dado nuestra nación y el hecho histórico relatado es uno de los más admirables de la Historia de España; merecía una obra mejor, es una aunténtica pena. Reconozco que éste es de los pocos libros que no he podido terminar, me esforcé en hacerlo, pero era inhumano obligarme a semejante sacrificio, así que sólo pude llegar a la mitad (lo mismo luego mejora).
Blas de Lezo es uno de los mayores y más brillantes héroes que ha dado nuestra nación y el hecho histórico relatado es uno de los más admirables de la Historia de España; merecía una obra mejor, es una aunténtica pena. Reconozco que éste es de los pocos libros que no he podido terminar, me esforcé en hacerlo, pero era inhumano obligarme a semejante sacrificio, así que sólo pude llegar a la mitad (lo mismo luego mejora).
La historia relatada es la de la defensa de Cartagena de Indias por parte del Almirante Blas de Lezo, con 6 barcos y 3.000 hombres, frente al prepotente Almirante de la Royal Navy inglesa Vernon, quien atacaba contando con 168 barcos y 27.000 hombres. Aún me sigue asombrando cómo pudieron ganar los españoles ante tan tremenda desproporción de fuerzas en su contra. Blas de Lezo realizó un brillante conjunto de acciones defensivas, como cavar fosos ante las murallas para que las escalas de la infantería británica se quedasen cortas en el asalto, hundir sus propios barcos en la bahía para impedir el paso de los británicos, etc... En el blog amigo "Consuertehaciadelante", en la entrada de la "Guerra de la oreja de Jenkins", se puede leer una precisa descripción de los acontecimientos.
La derrota que España infringió a Gran Bretaña fue tan humillante, que en un alarde de la típica integridad histórica inglesa (muy habitual en ellos), el Rey Jorge II prohibió a los historiadores del momento escribir sobre este hecho. Y es que hay una humillación añadida para el Almirante Vernon: ante la clara superioridad en sus fuerzas, envió emisarios al Rey inglés para comunicarle que había vencido, antes de siquiera llegar a comenzar la batalla, lo que provocó la euforia del monarca quién mandó incluso acuñar monedas conmemorativas de la inexistente victoria. No me puedo imaginar la cara de Vernon al decirle la verdad al Rey.
En resumen, un mal libro y una buena historia. Esperemos que alguien dignifique la historia de una gran victoria de nuestras armas y de un gran hombre con un libro mínimamente bueno, que no es éste caso.
La derrota que España infringió a Gran Bretaña fue tan humillante, que en un alarde de la típica integridad histórica inglesa (muy habitual en ellos), el Rey Jorge II prohibió a los historiadores del momento escribir sobre este hecho. Y es que hay una humillación añadida para el Almirante Vernon: ante la clara superioridad en sus fuerzas, envió emisarios al Rey inglés para comunicarle que había vencido, antes de siquiera llegar a comenzar la batalla, lo que provocó la euforia del monarca quién mandó incluso acuñar monedas conmemorativas de la inexistente victoria. No me puedo imaginar la cara de Vernon al decirle la verdad al Rey.
En resumen, un mal libro y una buena historia. Esperemos que alguien dignifique la historia de una gran victoria de nuestras armas y de un gran hombre con un libro mínimamente bueno, que no es éste caso.