Harry Potter y las reliquias de la muerte (parte 1). Una buena película para echarse la siesta en el cine.

No soy un fan de la serie Harry Potter, ni de los libros ni de las películas, pero reconozco que he visto en el cine casi todas; fundamentalmente lo hice porque me parecen entretenidas y muy espectaculares, por lo que me apetece verlas en la gran pantalla más que descargármelas y verlas en casa. Pero tengo el pecado de no prestarles demasiada atención, por lo que apenas conozco los nombre de los protagonistas principales. Por eso en esta entrega no me he enterado de casi nada, los nombres de individuos que me eran desconocidos se multiplicaban sin parar, haciendo referencia a personajes de películas anteriores, y yo apenas podía intentar recordar uno, cuando surgía uno nuevo. Creo que para entender esta entrega hay que ser un auténtico experto en el mundo de Harry Potter o te perderás en las referencias constantes a hechos y personajes de entregas anteriores.

Pero esta no es mi única queja, lo peor de la película, desde mi punto de vista, es que es aburridísima. Existen momentos de acción, pero la mayoría del tiempo están los tres protagonistas en una tienda de campaña en mitad de un bosque sin hacer apenas nada. No sabría calcularlo con precisión, pero de las dos horas y treinta y seis minutos, estarán más o menos dos horas en el maldito bosque y en la maldita tienda. Estas son las partes en las que más me costó permanecer despierto, estuve incluso valorando la posibilidad de entregarme a Morfeo incondicionalmente, pero preferí intentar ver si mejoraba (no lo hizo).

Otro asunto es el argumento. El recurso de la magia permite al guionista hacer casi cualquier cosa con el argumento; si quiere que se trasladen a un sitio y saltarse el viaje, pues les da el poder de teletransportarse; que quiere que el malo vuelva tras haber sido eliminado, pues resucita; necesitan disponer de muchos objetos, pues tienen un bolso sin fondo (conozco a muchas que les encantaría),... La magia facilita cualquier argumento. Pero lo que no puede ocurrir es que el guión tenga incoherencias; por ejemplo, Harry es tan poderoso que el mismo Señor Voldemor le teme, pero en una escena en el bosque (es normal que sea allí, es donde está toda la película) un grupo de magos menores les captura sin pegar un tiro (un bolazo mágico de luz en su caso). O por ejemplo, si se puede teletransportar, ¿para qué montan toda la escena inicial en la que hacen un transporte de Harry a un lugar seguro? Como estos ejemplos hay más, el aburrimiento y las incoherencias salpican el guión por todas partes.

A pesar de esta crítica la película no es todo lo mala que pudiera parecer, especialmente si eres muy fan de la saga. Yo personalmente no la recomiendo, y eso que seguramente vaya al cine a ver la segunda parte.