Después pasé años jugando al Civ II, hasta perfeccionar el binomio bombardero-carro de combate, con ello tanto el comercio como la diplomacia perdían todo interés. Tantas horas jugué que me creía invencible en el nivel medio de dificultad del juego. Siempre podía tener una cura de humildad si me enfrentaba al mundo en el nivel Rey en adelante, donde podía ver como submarinos nucleares enemigos hundían mis galeras "trirreme" sin piedad.
El sistema del juego, para los que no lo conozcan, es esencialmente el mismo entrega tras entrega; se trata de llevar tu civilización desde la Edad de Piedra hasta la era espacial. Para ello debes investigar los diferentes descubrimientos de la humanidad, equilibrando la investigación militar con la cultural que te permitirá avanzar más rápido que tus competidores; por ello una vez te ves necesitado de investigar la forja del hierro para conseguir producir unidades de Legionarios romano con los que defenderte de un ataque enemigo y al minuto debes investigar la escritura para hacer bibliotecas que hagan avanzar la ciencia más rápido que a tus rivales.
La victoria puede ser por diferentes motivos y depende un poco de la versión del juego que estés jugando, puedes lograrla por dominación militar mundial, destruyendo a todas las demás civilizaciones del planeta y conquistando todas sus ciudades; o por victoria diplomática, cuando todos te votan en la ONU como líder mundial por mayoría; o puedes ganar por ser la primera civilización que logra colonizar otros planetas; también existe una victoria cultural, por lograr una cultura legendaria (realmente esta victoria nunca la he conseguido, yo voy más a la de carrera espacial y a la de conquista del mundo).
En el juego, aunque ha variado su importancia a lo largo de las entregas, debes tener en cuenta no sólo la investigación y el poder militar, sino que la diplomacia y el comercio juegan un muy importante papel que no se debe desestimar; incluso en el Civ IV la religión era de gran importancia en tus relaciones diplomáticas y en el mantenimiento de la paz social dentro de tu imperio. La formas de gobierno también influyen notablemente en tu civilización, aunque debes investigarlas antes de poder adoptarlas; puedes optar por un estado policial fascista de religión judía obligatoria, o por una monarquía con libertad religiosa o una moderna democracia, fuerte en investigación y paz social, pero débil en campañas militares largas, etc...
En el juego te expandes por el mapa fundando ciudades, en ellas es dónde reside la investigación y la producción, tanto de unidades militares con las que defenderte y atacar, como de edificios que contribuirán al desarrollo de la ciudad como centro cultural, de producción, de investigación,... En ellas puedes construir incluso maravillas de la humanidad (el Faro de Alejandría, la Gran Muralla, el Proyecto Manhanttan,...) que te proporcionarán ventajas en producción, investigación, economía,...En resumen es un juego de estrategia por turnos que te dará horas y horas de juego por partida y en que siempre que termines sólo desearás volver a empezar para hacerlo aún mejor.
En otoño de este año se espera el lanzamiento de la quinta entrega de la serie, el Civilization V. Este es el link a la página oficial en castellano:
http://www.civilization5.com/?lang=es/#
Estos son screenshots de las versiones anteriores de este fantástico juego.
El civilization probablemente haya sido el juego de estrategia al que más haya jugado. Con el paso de las versiones poco a poco se ha ido depurando más, pero siempre ha permanecido la esencia. Con él aprendes las ventajas / desventajas de sistemas políticos y el lado oscuro de la tecnología (polución). Un titulo recomendable para alumnos de la ESO y para que aprendan jugando.
ResponderEliminarEl Civ, creo que olvidaomos comentar que es uno de los juegos más adictivos que hay. Y no se que pensaría un respetable miembro de la comunida judia como Sid Maier, de lo de los panzer arrasando el mundo. He de confesar que mi estrategia a lo largo de los años no hace precisamente honor al nombre del juego. Siempre he presumido de parecerme más bien a una plaga de termitas. Que lastima que ya no se roben descubrimientos al conquistar ciudades enemigas.
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